miércoles, 11 de mayo de 2011

“Sobre la definición de los fenómenos” de Durkheim

Se entiende a la sociedad como una realidad espiritual que no puede reducirse a la mera suma de los individuos que la componen. Las leyes que rigen esta realidad espiritual difieren de las que rigen la psiquis del individuo. La tarea del científico social consiste, justamente, en estudiar las representaciones colectivas (derecho, moral, religión, etc.) que la sociedad impone al individuo.
Dios forma parte de nuestra vida y a través  de una diversidad de acontecimientos se va teniendo una maduración la cual va cambiando y ante esto solo sabemos que nos enfrentamos a una inculturación y es esta con la que nacimos, ya que fue inculcada y que nosotros la adoptamos como centralidad en nuestra vida para darle sentido a todo lo que en ella hiciéramos. Y sólo hasta ese momento, puede ocupar el lugar principal de nuestras prioridades como seres humanos.
En toda sociedad se da una solidaridad básica, que varía según sea el tipo de sociedad. En las sociedades primitivas se da una solidaridad que él denomina mecánica, por el lazo de sangre o parentesco. En las sociedades modernas, la solidaridad es orgánica y se funda en la división del trabajo, en la complementación para la obtención de los medios de subsistencia.
Durkheim consideraba a la religión como un componente esencial de la vida social. Por eso afirmaba: «Mientras haya hombre, habrá religión.» Según él, mediante la religión es la propia sociedad la que se diviniza a sí misma.

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