Me pareció muy curioso que Marx critique la institución de la iglesia, esto me hacía pensar que sea ido deformando la verdadera intención de algunas prácticas, que en su tiempo eran básicas para el culto religioso. Cuando Émile Durkheim habla sobre lo sacro y lo profano, me hacía reflexionar acerca de como la iglesia (institución) se ha dado la autoridad de decidir lo que es sacro y lo que es profano; podríamos decir que tal vez si la tenga. Pero como el pecado, de robar es ambiguo, es decir es más pecado cuando se le roba el Señor cura, que al tendero o al que camina por la calle. Esto lo iluminó con la postura de Marx, cuando dice que las instituciones sólo enajenan al hombre.
Esto me llevaba a pensar cómo un acto de religiosidad popular, que con el tiempo se toma por sacro, y termina por ser una forma de convocación de masas, hablamos de miles en unas cuantas horas.
O el hecho que esté por encima del bien de la persona, las prácticas o normas de la instituían. Aquí hago referencia a las instituciones que no permiten, donación de sangre, aun cuando la vida de la persona esté en peligro, ya que está penado por la normas de las mismas y justificándolo en la Biblia. Génesis 9:3, 4. Haciendo es de ésta un mala interpretación.
¿Acaso una simple norma está por encima de la vida humana? ¿La ley se hizo para el hombre o el hombre para ley? ¿Es más sacra la ley que la vida humana? Pienso que un dialogo entre Émile Durkheim y Marx. Iluminan muy bien este tipo de problemáticas. Cuanto por sacralizar una ley o un acto, de deja de lado la dignidad e incluso la vida.
Conclusión.
Tengo que decir que, la visión que tengo de Marx, contra las instituciones ha cambiado para bien, esto sólo después de iluminar esta postura de Marx por Émile Durkheim y viceversa. La ley y las normas pienso que nunca pueden estar sobre la dignidad humana y menos volverse, una máxima.
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