martes, 3 de mayo de 2011

Reporte de Lectura 10: Pierre Bourdieu, explorador del campo religioso.

“¿Lo religioso se limita al campo de lo religioso?” es la pregunta que el autor trata de responder a lo largo de su texto, de una forma en la que se abarquen los puntos esenciales del pensamiento sobre religión que se tiene hasta el momento. Ello procura hacerlo considerando, en un primer término, el habitus, como sistema de esquemas de pensamiento, de percepción y de acción que permitan alcanzar una mejor comprensión de todo lo dado. Sin embargo, el cómo maneja el concepto de ideología es el que mejor ayuda para entender su pensamiento, debido a que la sostiene desde la misma perspectiva que Marx utilizaba: “transfiguración de las relaciones sociales en relaciones sobrenaturales, inscritas por consiguiente en la naturaleza de las cosas, y por eso justificadas”, considerándola desde una perspectiva de lectura múltiple de la realidad.
Desde ese punto de partida, el entender que las prácticas y ritos son para el autor comprendidos a partir de dos perspectivas (la de contrarios separados y la de separación de los contrarios reunidos), refleja cómo pretende lograr la conciliación que se requiere entre la llamada magia y la religión en sí, ya que el uso que se le da a cada una depende de la oferta y la demanda que los bienes que cada una oferta se consumen, así como los alcances que el pueblo ve en cada uno de ellos (desde el punto de vista sociológico). Ahora bien, si lo que se busca es entender el cómo participan estos dos fenómenos dentro de la vida de la sociedad, es conveniente decir que la Iglesia es una estructura estructurante en ella, ya que permite hacer persona a quien la practica, mientras que la magia se busca más bien por los efectos que ella produce (o dice hacerlo) sobre quienes la practican. El cómo se ve lo moral en ello queda de lado, ya que cada una pretende mostrar diferentes pautas de comportamiento que pueden ser o no seguidos, dependiendo de la conciencia del seguidor.
Marx defendía que la religión es el opio del pueblo, lo cual, de una forma similar lo retoma Bourdieu considerando los lugares de culto una especie de mercados de bienes de consumo. Me parece que es una forma de ver el capitalismo en todo lugar, ya que descentra lo realmente esencial dentro de las prácticas que refieren a la religión en sí. Pero ahí es donde mejor se aplica su señalamiento de que la Iglesia es un campo que se caracteriza por la unidad y la diversidad, ya que cada uno se refiere a ella de distintas maneras, aunque los conceptos unificadores puedan ser iguales para todos. Es por ello, que la considera, al final, como un conjunto mecanismos y de procesos de legitimación de una posición social, que se presentan bajo una forma objetivada, a lo que no estoy de acuerdo, pero en la que debo tener en cuenta que el autor refiere a su teoría de forma similar a cómo Marx la trabajó.
El hecho de que proponga que el campo religioso se disuleva, suena aparentemente hueco, pero con un transfondo ético, donde depende de todos sus actores, incluyéndonos a nosotros, el que se modifique (si es así) para bien, para lograr una verdadera libertad, y no sólo vigilada, como la propone el autor.

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