miércoles, 11 de mayo de 2011

“La sociología del dios escondido" de Lucien Goldmann

En función de la síntesis argumental presentada, es importante plantear ahora que Lucien Goldmann, al iniciar su obra se proponía dos finalidades: desarrollar un método positivo en el estudio de las obras filosóficas y literarias, y contribuir a la comprensión de un conjunto preciso y limitado de escritos, que a pesar de las diferencias, le parece emparentados.   Desde lo epistemológico, este trabajo es una etapa en el estudio de un problema: “el conocimiento de los hechos empíricos continuará siendo abstracto y superficial, mientras no se haya concretado por su integración al conjunto, único que permite superar el fenómeno parcial y abstracto para llegar a su esencia concreta, a su significado”.
“En las Ciencias humanas, la separación entre lo esencial y lo accidental solamente puede realizarse por integración de los elementos al conjunto, de las partes al todo. Esta es la razón por la que a pesar de que no sea posible llegar nunca a una totalidad que no sea a su vez elemento o parte, el problema del método en las Ciencias humanas consiste en  trocear  el dato empírico en totalidades relativas suficientemente autónomas para que sirvan de cuadro a un trabajo científico”, este método (el dialéctico), preconiza ir no solamente del texto al individuo sino también de éste a los grupos sociales de los que forma parte.
En este punto se imponen dos aclaraciones, por un lado, - tomando solamente la palabra conciencia (sin su adjetivación)- el hombre trágico tiene conciencia de dos insuficiencias: insuficiencia del hombre, al mismo tiempo rey y esclavo, ángel y bestia, e insuficiencia de un mundo ambiguo, donde tratar de probar sus fuerzas, pero donde no debe emplearlas jamás. Exigencia de síntesis, de unión de los contrarios, esta es la esencia de la conciencia trágica: “el hombre no es ni ángel ni bestia porque su auténtica tarea consiste en realizar el hombre total que integrara a ambos”; la tragedia decía Lukács, es un juego que se realiza para un único espectador: Dios; lo que queda, jamás será certeza sino esperanza.  Por otro lado, tomando la expresión conciencia colectiva, conciencia de grupo -al decir de Goldmann- nos retrotraemos al principio del presente trabajo, y es en función de las “relaciones peligrosas” surgidas entre Annales y Marxismo, que no podemos dejar de analizar un concepto subyacente en la obra de nuestro autor.
La obra capital en esta dirección es la L. Goldmann, El Dios oculto. Al principio, se plantea una misma distancia con respecto a las modalidades tradicionales, biográficas y positivista, de la historia de las ideas. Al igual que en Febvre y en la historia de las mentalidades, se trata ante todo de pensar en la articulación entre los pensamientos y lo social. Extraído de Lukács, el concepto de „visión del mundo‟, como se expusiera anteriormente, es el instrumento que autoriza dicha posición y permite una triple operación: asignar una significación y una posición social definidas a los textos literarios y filosóficos; comprender los parentescos que existen entre obras de forma y naturaleza opuestas; discriminar en el interior de una obra individual los textos „esenciales‟, constituidos como un todo coherente, con el cual debe relacionarse cada obra singular. En Goldmann, el concepto de visión del mundo tiene a su cargo las funciones que pertenecen al utillaje mental de Febvre y al habitus de Panofsky (y Bourdieu).
El Dios Oculto daba una aplicación discutible pero ejemplar de estas proposiciones, al construir los Pensées de Pascal y nueve tragedias de Racine, desde Andrómaca hasta Atalía, como el Corpus que expresa con la mayor coherencia posible  „una visión trágica del mundo‟, identificada con el Jansenismo, y relacionando esta conciencia colectiva a un grupo particular, el de los oficiales de toga desposeídos de su poder, y por lo tanto, de su poder social como consecuencia de la construcción del estado absolutista.

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