Al escuchar sociología de la religión, lo primero que se me vino a la mente fue la relación de lo divino con la sociedad; en concreto surgió una pregunta, en mi interior, qué tengo que ver yo como individuo de una sociedad con lo divino, no con Dios, sino con la manifestación que muy posiblemente éste tenga en la sociedad.
Al leer el texto enviado por el Dr. Luís Rodolfo Morán Quiroz, una entrevista que se le fue realizando, poco a poco fui encontrando y clarificando las respuestas de las posibles preguntas surgidas, no solo al escuchar el nombre de la materia, sino de otras que surgen de la cotidianidad, es decir, preguntas muy simples que surgen sin tener mayor ciencia. En una primera estancia me llamó la atención que el objetivo de la materia no consiste en poner en tela de juicio un hecho religioso-divino, es decir, verificar su veracidad, más bien cómo éste, independientemente de su autenticidad, impacta al individuo y más aun a un grupo de individuos. En un segundo lugar al estudiar las aposturas de diferentes especialistas en el tema, puedo percatarme cómo éstos tienen una pluralidad de propuestas que dan respuesta, entre ellos nos encontramos con Weber, Marx…, que postulan como un control político hasta tener un escuerzo por analizar las manifestaciones, rituales y la relación que tiene el ethos con diferentes pueblos.
Ante esto me doy cuenta de la gran riqueza que un pueblo tiene, ciertamente son diferentes, pero cada uno aporta un gran tesoro de bienes religiosos y la estrecha relación de lo religiosos con lo social, es decir, que una depende directamente de la otra, se correlacionan mutuamente.
Concluyo comentando que la manifestación de un ser supremos en diferentes aspectos, con diferentes interpretaciones se da en una recíproca dependencia con el hombre en sociedad y su actuar ante lo que considera religiosos no es más que la respuesta al ser que creen es supremo para ellos. Miguel Ángel Hernández
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