lunes, 7 de febrero de 2011

Reporte de Lectura 3: La Iglesia de siempre, según Roberto Blancarte.

Al leer a Blancarte, tuve dos posturas al ir demenuzando el texto. Por una parte, la postura del autor al referir y analizar el problema de la libertad religiosa en el que delata, más allá de la simple libertad un problema con el doble uso del poder la información, me mueve a ver la incongruencia que como institución podemos tener los que estamos dentro de la así llamada jerarquía, y cómo el juego de la honestidad y la hipocresía es un cable mucho más delgado de lo que se cree. Del mismo modo, al ver el análisis del problema de la homosexualidad, es curioso cómo el tema de fondo del autor no es ese, sino la forma en cómo se puede decir el mensaje dentro de la Iglesia, que, en sí mismo, puede llevar a un doble mensaje al, por un lado, atacar, y por otro, defender, en cuestiones que son en sí mismas problemáticas por sus tonos y discusiones que pueden presentar. En ello, recalco la postura que tuve al principio, al decir que en ello la honestidad en la vida es más adecuada al ser una figura pública ante la sociedad.
Sin embargo, al tratar el tema de la esquizofrenia dentro de la Iglesia, más allá de ser tratarlo desde el ámbito sociológico, me pareció una forma de descalificar a la Iglesia en su jerarquía, más allá de hacer verdaderamente un estudio sociológico, ya que en el discurso se mezclan razones teológicas con sociológicas, por lo que es estudio que pretende hacer, me parece no aporta un contenido sustancial desde la sociología. Además, considero que en esos temas la sociedad debe formar parte del estudio, y, aunque el autor hace referencia ella, hay que entender que lo que cada grupo defiende refiere a posturas diferentes (unos sociales y éticas; otros, dogmáticas y doctrinales), por lo que, para hacer el estudio, creo que se debiera tomar en cuenta ese tipo de detalles.
Por ello, considero necesario decir que, más allá de la postura que cada uno tenga referente a los temas a analizar, es necesario plasmar en el tratado la mayor objetividad en el desarrollo de los mismos, así como hacer consciente la carga de prejuicios que se puede añadir al estudio, ya que ello puede permitir visualizar de mejor forma el tema a tratar y hacer un análisis más claro, en el que no se polarice una visión y se deje de lado otra que puede ayudar a entender el problema, pues, desde el punto de vista social, todas las perspectivas son importantes, dado que los actores sociales (y en este caso, religiosos), son más de uno.

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