lunes, 7 de febrero de 2011

Reporte 2: Sociología de la Religión, Francois Houtart

1. La perspectiva sociológica en el estudio de la religión.
La sociología es el estudio de las lógicas internas de la sociedad, dice Houtart. Pero, ¿qué es lógico? En ese sentido, me parece que el autor hace referencia a lo que la modernidad configuró como lo racional, que es donde el mundo se mueve en representaciones, con las cuales se buscan evidencias de los hechos. En nuestro caso, específicamente hechos referentes al fenómeno religioso. Y es que, aunque es difícil entender la religión como fenómeno, desde el puto de vista social es cierto que la religión crea sociedad, dando un sentido que, sin ella, no es aplicable ni unificante. En ese sentido, es cierto que toda realidad cultural, toda realidad ideal, es un producto social. Sin embargo, no estoy de acuerdo en incluir dentro de ella a las religiones en su totalidad, ya que, aunque se desarrollan dentro de la sociedad con un conjunto de normas que ven por una estructura que permita las relaciones internas de sus miembros con aquel trascendente al que buscan encontrar, me parece que ese es un punto olvidado en la sociología, en cuanto que es producto social, no es completamente realidad cultural ni ideal, sino trascendente por las formas y conjunto de situaciones a las que busca acercarse. De esa forma, aunque a la religión es posible clasificarla, interpretarla, legitimarla, transmitirla o buscar formas para anticiparla, es en sí misma formas de manifestación que el ser humano busca establecer para comunicarse con el trascendente con el que está relacionado. Por ello, es tan básica la cuestión de re-ligar que existe en cualquier religión, con cada una de las manifestaciones que presenta cada una de ellas a través de sus cultos, pues así, se da sentido a cada integrante de ella.
2. Las expresiones religiosas.
Sabemos que las expresiones religiosas son las formas en que el hombre expresa el cómo de la religión. Ese cómo va cargado de la parte afectivo-emocional del individuo, que a su vez, lo desenvuelve en las relaciones sociales, y lo simboliza en su forma de ser. Ello, aunque aparentemente es normativo dependiente de la creencia y estructura institucional de la que participa (llámese religión), es cierto que el sujeto, al hacer propios los rituales, les da un sentido matizado, en el que la connotación, en muchos casos, difiere del que la institución promueve. De hecho, creo que gracias a ello existe la riqueza cultural y religiosa que es posible observar en ámbitos tan diversos, además de considerar que cada hombre, en su individualidad, vive de forma libre la parte institucional de la religión, haciéndola personal. Y, aunque ello crea conflictos en los que lo simbólico juega un papel determinante en su desarrollo, es cierto que esos conflictos crecen a medida que evoluciona la manera de concebir el mundo y su realidad. Es una cuestión que, me parece, es imposible homogeneizar, pues, al hacerlo, se perdería la riqueza que cada ser humano aporta a la cultura religiosa de la humanidad.
3. La organización religiosa y sus funciones.
Es curioso cómo la institución religiosa (u organización, como la llama en autor), se mueve de formas tan diversas en relación con los ámbitos de la sociedad. En ese sentido, el actor social no solamente es aquel que está en la determinación del poder político de ella, sino que incluye a todos aquellos que, de formas muy específicas, participan de los movimientos que se dan dentro de la estructura religiosa. Por ello, más allá de hacer frente a un problema jerárquico, me agradó que, desde el punto de vista sociológico se considere a la sociedad como partícipe de los movimientos que la Iglesia tiene (de forma análoga a como lo hace la iglesia jerárquica), siendo, además, indispensable que tome parte activa responsable en el desarrollo de la misma. Incluso, en la formación de lo significante y el significado dentro de la religión es una cuestión necesaria para formar en comunidad, entre los dirigentes y el pueblo involucrado, por lo que la disertación que plantea Houtart acerca de los procesos que se realizan para la construcción de cambios al interior de la iglesia, en la que participa además el discurso sobre Dios, es crucial para entender que cada actor religioso necesita tomar conciencia de su papel en el proceso. Incluso, en los procesos en los que se hace una dialéctica entre el conservar y el transformar, cada actor es crucial para tomar las decisiones adecuadas para que la Iglesia persista; en ello, me parece que es vital entender que no se puede tomar partido de un lado u otro sin entender en el fondo lo que persigue cada grupo, pues de ello depende que la postura que se tome al final sea en diálogo con todos los participantes de la religión. Y tal vez por eso es muy complicado entender, en el momento en que surgen, a los profetas, ya que su postura no es universalizante, sino particular y desde dentro de la misma religión. Ahí es donde, como religioso que soy, me toca discernir cómo debo ser profeta para lograr la misión por el Reino, buscando hacer ver las incongruencias desde la congruencia de vida que pueda llevar como sentido de vida en el Señor. Así, el hecho de que exista la religión, que tenga espacio y que pueda interactuar con la sociedad es parte básica de la misión que tengo como consagrado, en la que me veo plenamente identificado para hacer crecer el Reino de Dios aquí en la tierra, independientemente del lugar físico donde me encuentre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario