sábado, 2 de abril de 2011

ENSAYO #2 Sobre la vivencia de la religiosidad en una comunidad cerca de San Cristóbal, Chiapas

Tal como comencé a abordar este tema en una clase de sociología, creo que tiene suficiente contenido esta experiencia, como para elaborar el presente ensayo referido a esta vivencia.

En diciembre del año pasado, tuve la oportunidad de ir como turista a un tour en el estado de Chiapas. Justo el día 31 por la mañana, el camión nos llevo a una comunidad a veinte minutos de San Cristóbal de las Casas, donde tuvimos todos una interesante sorpresa: Sucedió que había un movimiento poco común en torno a la capilla principal de la comunidad. El movimiento de venta de cosas para los turistas, por parte de los indígenas de la zona, es algo muy normal, en todas las fechas del año, pero además había una movilización de pequeños grupos de personas indígenas que se acercaban en filas horizontales hacia la capilla, conforme les tocaba su turno. Había también muchísimos turistas, a quienes nos toco pagar por entrar un momento a la capilla principal.

Era una capilla grande, como de tamaño regular de una parroquia aquí en Guadalajara. Era muy oscura, y con ocasión de la celebración de estas fiestas, habían quitado todas las bancas del templo, con motivo de lo que a continuación relataremos.

En el interior de la capilla había mucho humo, y oscuridad. Las únicas luces eran de veladoras, eso sí, quizá unas 200 veladoras por santo, y un total de unos 50 santos diferentes, todos adornados de vestiduras y ornamentos indígenas. Además en el centro de la capilla, en vez de bancas, estaban las comunidades que organizadamente se iban incorporando al culto encabezadas por un líder, quien sacaba de una bolsita de tela un conjunto de velitas altas y delgadas, las acomodaba en fila horizontal, en orden de alturas. Entonces los miembros de la comunidad, atrás del líder, se acomodaban también en horizontal, y todo hincados expresaban sus rezos en voz baja, o para sí en su dialecto propio. Esto alrededor de unos 20 minutos, y posteriormente salían para que otras comunidades pudieran también tener su turno. Entonces, entre veladoras y luces de velas, era impresionante el numero de luces que se distinguían, y el humo hacía verdaderamente difícil la respiración. Los turistas lentamente en fila india, recorríamos toda la capilla, pasando por cada uno de los santos. Cada santo tenía su alcancía. Conforme uno pasaba al lado de los santos, se acercaba a la puerta de egreso. Finalmente salimos de la capilla. Lo que una guía nos pudo explicar, fue que esta ceremonia siempre ocurre anualmente. Las comunidades o familias, esperan mucho tiempo para entrar juntos, y una vez adentro sus rezos se refieren a agradecimiento por los dones recibidos durante todo el año, agradecimiento por la salud, por la cosecha, por el trabajo, etc. Las velas significan cada miembro de la comunidad, todas tienen que acabarse. Hasta que se acaban todas las velas, la comunidad puede seguir adelante. Una vez acabadas las velas, el líder quita la cera que se derramo, y la pone en una bolsa para llevársela. Mientras están hincados ellos rezan también por ellos, para que todos sean bendecidos como comunidad. Es interesante el signo de unidad que los distingue.

Como valoración, me llama la atención que la jerarquía eclesial permite esta celebración. Me hace pensar en que no les fue posible evitar que las comunidades quisieran orar de esta manera. En este sentido, aceptan con tolerancia su religiosidad popular donde se mezclan sus tradiciones indígenas probablemente prehispánicas, como la tradición popular eclesial que distinguimos en los Santos. Pienso que la comunidad indígena ve en los santos a una especie de semidioses, que les puede bendecir, o bien maldecir con castigos. Entonces ellos tienen el compromiso de agradecer de modo personal y comunitario, al menos una vez al año a sus dioses defensores, quienes les deben de proteger y bendecir en este año que viene entrando.

Según Weber, a mayor racionalización, tengo más posibilidades de comunicarme con Dios. En el caso de las comunidades indígenas de esta comunidad, no podemos decir que tengan un nivel de racionalización muy alto, pues su comunicación no es con Dios, sino con los santos, y creo que de un modo “pagano”. Pidiendo favores a cambio de oraciones y suplicas.

Para Durckheim, lo importante aquí será el fenómeno colectivo de fe que se da en las comunidades indígenas. Es decir, para él la estructura de toda la celebración está directamente relacionada a la función de los rezos. Ellos van a la celebración como comunidad, en función de ser bendecidos o protegidos, no sólo para agradecer. Ellos esperan más bendición para el próximo año, y es por eso que asisten.

Marx dirá que ellos están alienados por la estructura socioeconómica del sistema, que no les permite tener los medios suficientes para elaborar una adecuada racionalización, una adecuada educación, o bien que la misma institución política y/o religiosa los tiene como “engañados”, porque a ellos les conviene que permanezcan en esta situación.

Como conclusión, podemos acercarnos a cualquier experiencia social referido a lo sagrado, desde distintos ángulos, aquí propongo tres, pero bien pudimos haber traído a colación a Bourdieu, a Luhman, entre otros. Lo importante es acercarnos con respeto y apertura a la experiencia que está viviendo la comunidad, y hacer las interpretaciones respectivas. Hasta aquí mi segundo ensayo.

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