viernes, 8 de abril de 2011

COMENTARIO SOBRE EL TEXTO DE (Jorge Durand)

EL TALIBÀN AMERICANO Y LA VIRGEN DE SAN JUAN DE LOS LAGOS.

Hemos llegado, creo yo a un tope en el que el fanatismo dogmatico ha trascendido los límites de algunas personas. Y ante el texto que presenta Durand puedo decir que me llama la atención cómo es que se le da mucho énfasis a la llegada de la virgen de San Juan a Texas, considero que todo este fanatismo a parte de regresar a algunos latinos su identidad como mexicanos y tal vez como “creyentes” de hueso colorado, yo pienso que lo único que se está haciendo es ridiculizar a la misma religión.
Vale decir que ya me parece absurdo que hasta el sacerdote que se nos menciona en el texto se ha vuelto un escéptico de la virgen de san Juan, lamentablemente; considero que esta cuestión hasta hoy en día no ha sido diluida, sino que aun sigue latente, donde algunos de los pastores católicos han llegado a caer en un fanatismo que les bloquea una evangelización competa, encasillándose tan sólo en la contemplación y en la oración, pero me parece que se están dejando de lado los parámetros de una evangelización testimoniada y activa.
Añado a lo anterior, por otro aspecto que el asunto de los milagros me ha resultado como un fanatismo que arrastra de fondo un negocio dentro de la religión, y sin prescindir del contenido de este texto, creo que ahora los fieles han pasado a ser devotos de la virgen y ante esto me parece curioso cómo es que los “fieles” adquieren artículos religiosos en este caso imágenes de la virgen con un fin lucrativo o de interés personal, con el cual piensan que por adquirirlos, están comprando bienes de salvación a los que sólo se les prende un veladora, se les hace una oración y listo.
Por lo dicho anteriormente, creo que la salvación no se compra con una estampita o un satito, sino que implica una acción en cierto punto humanizadora. Con base en lo que ya he mencionado, debo rescatar que la religión popular debe ser diferente de la religión oficial, debido a que la primera implica un creer y ya, pero la segunda conlleva un creer y actuar, pero con un Dios sinceramente y no ante una imagen.
Finalmente, para cerrar mi cometario considero pertinente mencionar que entre los fieles, independientemente del tipo de fieles que sean siempre debe existir un diálogo como una exigencia, ya sea entre los fieles de institución o los fieles del ámbito divino y santo, creo que ahora la cuestión ante este texto debe ser ¿Qué es aquello en los que tengo puesto mi fanatismo, si es que poseo alguno?, ante esta cuestión es bueno abarcar la paulatinidad que ha llegado a existir en nuestra religión y en nuestra forma peculiar de personas creyentes.

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